Comer muy rápido aumenta el riesgo de obesidad.

Cuantas veces comemos sin darnos cuenta ni de que lo hacemos…entre el trabajo, los niños, la casa….y miles de cosas que se nos presentan a diario comemos a 1000 por hora y casi sin sentarnos y no nos damos ni cuenta de que hemos terminado ni que hemos comido.

Pero es importante darnos un tiempo para comer con calma, para tomar conciencia de nuestra alimentación y disfrutar de la comida y también para mejorar nuestro peso pues comer muy rápido está demostrado que favorece la obesidad.

Las personas que comen muy rápido, de forma distraída comen más cantidad y de manera desordenada aunque no tengan apetito. Parece ser que también van a hacer peor sus digestiones así que son más propensas a tener molestias gástricas, hinchazón abdominal después de comer…y además aumentan de peso.

Comer despacio es importante para así poder estar atentos a los signos que nuestro organismo nos envía y que indican que ya estamos llenos, ya no tenemos hambre y debemos de dejar de comer. Si comemos bocados pequeños, posamos los cubiertos en la mesa entre un bocado otro, masticamos muchas veces y despacio…además de disfrutar de nuestra comida le damos tiempo para que la señal de saciedad llegue a nuestro cerebro  y nos indique que ya hemos comido lo suficiente.

Y cuales son las causas de que comamos rápido?

La mayoría de las veces comemos rápido porque tenemos prisa, es evidente…con nuestro ritmo de vida en la sociedad actual comer no es una actividad prioritaria más allá de llenarnos y alimentar la maquinaria que es nuestro cuerpo.

Nos conformamos muchas veces con comer un bocadillo que hemos comprado en cualquier sitio lleno de grasa y salsas y que comemos aprisa y corriendo entre dos citas de trabajo incluso dentro del mismo coche…

Además esto lleva a otras cosas preocupantes como el stress, la ansiedad, la perdida de la autoestima, las frustraciones, la sensación de que no tienes tiempo y no llegas a nada….al final la sensación de que comes fatal de que tienes que perder peso y llegamos a las dietas muy restrictivas, milagrosas para perder ese peso lo más rápido posible también (todo los queremos hacer rápido…) y eso hace que aumente la sensación de frustración y la ansiedad. Todo lo anterior acaba llevándonos a un desequilibrio nutricional y a perpetuar el hábito de seguir comiendo rápido aunque no tengamos prisa.

Es importante tomar conciencia de nuestros hábitos, pararnos un momento a pensar porque lo hacemos y como lo hacemos….intentar comprender que es lo que nos lleva al stress y a estar siempre con prisa también en la comida

Quizás para lograr esa conciencia de ti mismo y de tu alimentación necesites ayuda, a veces no somos capaces nosotros mismos de ello. Puede ser necesario que te ayude un psicólogo para volver a disfrutar de los alimentos sin angustia, sin prisa y sin stress….con placer.

Buenos y saludables días!!!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.